Viajando en el tiempo

Quizás por casualidad, quizás porque yo lo quise, pasé el fin del 2005 y el comienzo del 2006 en una ciudad cuyo centro histórico es Patrimonio Cultural de la Humanidad, Colonia del Sacramento; y me permitió no solo viajar en el tiempo fisicamente (2005 al 2006), sino viajar en el tiempo mentalmente (allá en el siglo XVII-XVIII, epoca de piratas).

En esta ciudad, paseando por sus calles de adoquin durante el tranquilo atardecer, a uno le vienen a la cabeza imagenes de piratas y hombres de la mar, guiados por un faro para llegar a este puerto estratégico en la boca del río de la Plata. Y lo que hoy en día son muchos grupos de gente tomando mate y contando su día en el trabajo, la mente lo transforma irremediablemente en piratas reunidos tomando ron y contando sus ultimos asaltos a barcos españoles o portugueses.

Y fueron estas dos naciones, España y Portugal las que se disputaron este punto estratégico, siendo fundada por los lusitanos hacia 1680, y pasando a manos españolas un siglo después. Todo esto queda reflejada en las antiguas calles de la ciudad; con desagüe en el centro tipico de los portugueses, y con desagües a ambos lados típico de los españoles.

La verdad, que caminar y abstraerse de todo y todos en esta ciudad resulta fácil y peligrosamente mágico. Tienen un aire embaucador que te obliga a quedarte en ella más tiempo del planificado, a pasar horas frente a un río que parece un mar, tomando mate, cerveza, o simplemente charlando; a sentarte cerca del torreón, y quedarte entre toda la juventud del lugar (y no tan juventud) viendo como el agua se traga al sol justo por el mismo lugar en el que de noche se observa el enorme resplandor del Gran Buenos Aires.

El sentir tan cerca el extenso, ajetreado, estresante e inseguro Buenos Aires, no hace más que aumentar la satisfacción de ncontrarse en un lugar relajado, lindo y donde la gente no se molesta ni en cerrar coches ni en poner candado o la bici. Un lugar donde las puertas siempre están abiertas, y para entrar lo unico que hay que hacer es aplaudir para avisar de nuestra presencia.

Como veis... me encantó la ciudad.

Y qué hice en nochevieja (fin de año)?? Como ya supondreis... no me iba a quedar dormido!!! Así que para cenar... asado, obvio!!!! Típico de la tierra, y con él... cerveza uruguaya, obvio; lo que todo el mundo bebe!!!! (aparte de una sidra, tipo el gaitero... que no me gusta nada!!). Tras cenar, a disfrutar de mi primer fin de año cálido, sin pensar un disfraz que me quite el frío, sin tener que pensar, como la mayoria de los hombres de Pamplona, la forma de disfrazarme de mujer, luciendo pierna y sin pasar frio. Acá no llevé minifalda para pasar el año, pero tampco era un problema el frío. Acá eran ellas las que llevaban minifalda, y es que el clima ayuda.

La fiesta, bárbara. A las 00.00 todo el mundo tira petardos y cohetes y cualquier tipo de fuego artificial, algo que se puede comprar facilmente en cualquier punto. Cantidades industriales... me acordé de algun amigo para el que ver el mostrador lleno de explosivos seria algo parecido al paraíso... Tras los petardos, la fiesta aumenta en la calle, con grupos de música por la calle. Estuve en un concierto en Plaza MAyor. Tocaban canciones populares uruguayas que todo el mundo conocía... menos yo, pero bueno, muy muy agusto. Y asi, a las 2 acabaron de tocar, yla fiesta, se traslado a las batucadas por las calles. Una explosión, muy sonora, de júbilo y alegría a base de percusiones.

Y asi fue como llegamos al centro de la fiesta, que consiste en que la gente se empieza a juntar delante del Club Populista de Colonia, cortando la calle principal de la ciudad y bailando la música que pone un dj desde dicho club y que se oye perfectamente por todo el lugar. Era perfecto: clima bueno, fiesta en la calle, buena y variada música (aunque la mayoría desconocida para mi), cerveza... hasta que hubo una pelea y se acabó la música en la calle. Pero no acabó la fiesta... y qué mejor que ver salir el primer sol del año en la playa??

La noche fue larga, y el día siguiente... relajado. Seguía disfrutando de la ciudad, segura, sin papeles en el suelo, y donde los coches paran para dejarte pasar en cualquier lado. Sólo ví un conductor adelantando temerariamente... vi la matrícula, ah, argentino!

Y visitando alrededores de Colonia fui aa visitar un viejo complejo turistico a 5 kms, el Real de San Carlos (en honor al rey español Carlos III). Complejo casi ruinoso en su totalidad, formado por plaza de toros para 10.000 personas, un gran frontón, hipódromo, casino, ... Para llegar hasta él fui en una bicicleta que me dejaron, una bicicleta sin frenos. Sí, se frena con el pedal... y la verdad lo veía más complicado.

Ahora camino a Argentina nuevamente, a intentar pasar la frontera sin problemas... para disfrutar de los carnavales argentinos; pero antes de irme... por qué no comer unas Pamplonas?? Riquisimas!!!!! (comida tipica en Uruguay)

las fotos otro dia, que hoy no me deja!!!