Así aproveché para recorrer la zona conocida como Mallín Ahogado; con un par de cascadas y un jardín botánico. Muchísimos hongos en el bosque húmedo, que me hacían sentirme como en el norte de mi provincia (solo faltaban guiputxis!!!). De allí, para volver al Bolsón había 2 caminos: el directo y el que pasaba por la Cabeza del Indio. Elegí el segundo, a pesar de ser más largo, pero ya puestos a caminar...
La senda que iba hasta ahí se llamaba "Senda de los Duendes"; y obvio que uno no cree, pero capaz que el saber el ombre de la senda te crea una predisposición. Esa sensación se sentirse observado continuamente, de oir ruidos (seguramente provocados por animales, pero bueh!), ... y lo más extraño fué cuando encontré unos palitos pequeñísimos, y muy finos, atados con un hilo fino a un costado del sendero. Esos palito, yo no los veía de utilidad para un ser humano, pero para un duende... En fin, como las bruxas: habeilas haylas, lo dificil es encontrailas.
Llegué a Cabeza del Indio, un mirador natural desde el que se observaba el valle del azul: su colorida vegetación con predominación de colores otoñales, sus escasas casas, un camino de ripio y el discurrir del río azul. Y ahí, sentado, bajo el sol, las horas pasaron hasta que decidí volver a casa.
Mi intención era subir al monte el día siguiente, a unos refugios. Pero entre el partido televisado de Osasuna (grrr!) que se jugaba el domingo, y una serie de infortunios... se fué retrasando. Pasé los días con mi compañero de habitación, un brasilero llamado Adriano, quien con paseos en su moto intentaba levantarme el ánimo. También recogimos hongos... mmm!, y unido a que Adriano era cheff, pues el ánimo se me subió más rápidamente!!
Y así llegó el miércoles, cuando junto con una amiga de Buenos Aires, Maguita, comencé mi andadura por las montañas. Nuestro objetivo el primer día era llegar al refugio del Hielo Azul, situado bajo un glaciar del mismo nombre y a una altura de 1350 metros sobre el nivel del mar. No es mucho, pero si se tiene en cuenta que Bolsón está a 150 msnm... pues el desnivel ya es interesante. Y es curiosa la altura sobre el mar de Bolsón, ya que a pesar de estar a 1000 kms de la costa, su altura es ínfima! Fue una linda caminata, entre bosques, con arroyos, con varias pasarelas (alguna más peligrosa que otra, que hacían recordar películas de Indiana Jones) y alguna subidita más pronunciada. Y entre cuando y cuando, balcones naturales que nos daban la oportunidad de disfrutar de unas vistas increíbles. Pero casi al llegar... el impacto. Salimos de una zona arbolada, para pasar a un claro, en el que todo estaba blanco!! No era nieve precisamente, era escarcha, pero la sensación fue de desaparecer todo el cansancio acumulado y dar saltos de alegría (además de la oportuna foto con todo blanco alrededor!). Y así, con las mochilas que ya no pesaban, seguimos unos minutos más hasta el refugio, que era relindo. Todo echo de madera por los dueños: las mecedoras, el triciclo de la niña, ... con un arroyito que pasaba cerca y que suponía la fuente de agua. Montamos la carpa y pasamos el resto de la tarde sentados viendo el glaciar compartiendo un mate. Luego, estuvimos con la niña pequeña del refugio, Abril, de un año y medio, que nos estaba venga convidar a unos frutitos de unos arbustos, llamados "chauras". Fogón, cena, estrellas, ... y a dormir a la carpa, con miedo a un gélido frío que solo se quedó en frío. No heló. Dicen que tuvimos suerte...
Al día siguiente, el objetivo era el refugio del Cajón del Azul. Estaba a unos 4 horas. Y el camino comenzaba con una hora de empinada subida. Ahí, por una mala elección del camino, hice el tobogán, o sea, caí rodando por el barro unos 5 metros. Un mal paso lo tiene cualquiera, no? Y ahí fué cuando Maguita hizo "el gallego". A pesar de ver que yo me había caído, ella siguió el mismo camino que yo, cayendo, como es obvio, en el barro como yo, y rodando los 5 metros de desnivel... en fin.
Y llegamos al Refugio Natación, que está al lado de un lago homónimo. Dejamos las mochilas, y nos fuimos a un lugar que se veía nieve ahí cerca. Qué emoción!!! Volver a tocar la nieve nuevamente!! Ahí patinamos un poquito sobre el hielo, y nos sacamos fotos haciendo el boludo con la nieve... si es que a veces nos comportamos como niños!!! Seguimos caminando y tras empinadísimas bajadas llegamos al río azul en 3 horas.
Era impresionante la transparencia de las aguas del río azul. Se veía todo TODO TODO!!! Los peces, los desniveles de las paredes, las piedras, ... daban ganas terribles de saltar, pero creo que con la foto suficiente. Tirabas una piedra, y veías como iba bajando hasta depositarse en el fondo. Seguimos un poco más, y llegamos a la pasarela que cruza por encima del cajón del azul, para luego llegar al refugio, conocido también como "Lo de Atilio", que es la persona que vive ahí. Sin comentarios sobre su merecidísima fama, ya que nada más llegar nos dijo: "Bienvenidos chicos, que queréis tomar, mate o té?" yo venía pensando en la también famosa cerveza artesanal que prepara él mismo, pero... eso sería a la noche para cenar.
Acampamos, armamos el fogón... y a cocinar. Y ahí estuvimos viendo estrellas, satélites y algunas estrellas fugaces. Increíblemente estrellado el cielo.
Era tan lindo el lugar que decidimos quedarnos un día más. Así, aprovechamos para visitar unas cuevas, y conocer mejor el "cajón del azul". ¿Qué es exactamente? Pues es un encajonamiento que sufre el río, como un desfiladero, que llega un momento que estás a 30 metros de altura sobre el agua, y podés poner un pie a cada lado del cajón!!!! Simplemente, maravilloso!!! El ruído del agual, el color azul clarísimo... como para quedarse un largo rato mirándolo. Y mientras Maguita hacía reiki, o meditación, o yo qué se qué; yo me dedicaba a mirar el entorno, disfrutando de él, y creo que al igual que ella, recibiendo la enorme energía que transmitía ese lindo entorno.
Y al día siguiente, ya sábado... volvimos al pueblo, a El Bolsón. Aprovechamos para lavar ropa, visitar nuevamente la feria artesanal, comer ricas cosas en ella, y salir un poco de fiesta (festival de reggae...). El domingo... a la ruta. Destino deseado: Ushuaia. Distancia: unos 2000 kms. Voy al frío!!!!
Aupa, orain beste 2000 km.Indartsua ikusten zaitut.Animo eta kontuz aldapekin.Beste aldetik mundua berdin-berdina dago.Disfrutau...
ResponderEliminarMUXUAT.
Jotas que lindo pase estos dias con vos. Muchas gracias por todo. Sos un tipo genial!!
ResponderEliminarYo ya estoy en casa. Vos por donde andas???? Hasta donde llego tu camino?
Un abrazo fuerte.
Maguita
muy buen viaje
ResponderEliminarfijate si viste algo parecido..
http://fotos-buenas.blogspot.com
y alla voy.. mañana me tomo el tren, tengo pensado ir cajon azul.. y tus comentarios me terminaron de convencer..
ResponderEliminarmuy lindo lo que escribiste..
te deseo suerte en ese estilo de vida tan valioso..
lauri, 20 años
lauri_chierchie@hotmail.com
loco muy buena la introducción de salir un poco de la pelotuda rutina y VIVIR! Cuanto nos hace falta! Bien por tu experiencia ... sé feliz!
ResponderEliminartengo pensado ir al cajon del azul, gracias por la anecdota!
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