Teníamos la intención de volver por la misma ruta hasta casi Tipitapa, para de ahí meternos a la menos transitada ruta que nos llevaría hacia Rama, último pueblo de la carretera.
Y eso hicimos, con tan buena suerte, que nada más salir a la carretera, una pick-up con destino Managua nos llevó rápidamente los 150 kms que nos separaban del cruce. Todo había comenzado muy bien, y nos temíamos qque al contrario del dia anterior (que empezó mal y acabó bien), este empezaría bien y acabaría mal.
Así fue... en parte. Tras un rato bajo el sol, paro un camión que nos llevaría un trocito, y como el suelo del remolque estaba sucio, Isaac y yo nos pusimos a viajar en el techo del camión. Libertad absoluta. El tema es que ya de Juigalpa no conseguimos quien nos llevara, y la presencia de nubes, y el atardecer, nos animó a subirnos al último bus que pasó hacia Rama. Y llegamos, en medio de un aguacero, justo para alojarnos en un hotel echo con 4 tablas, en el que se oia todo lo de las habitaciones de al lado (y cuando digo todo, digo todo). Compramos el pasaje para el día siguiente a las 5 de la mañana, cenar y a dormir.
Madrugón, y tras dos horas de viaje en lancha por un río rodeado de espesa vegetación, llegamos a Blueffields, pueblo en la costa de Nicaragua, en el que la población es principalmente negra y el inglés el idioma co-oficial. Pensábamos quedarnos uno o dos días, ya que toda persona Nicaraguense nos decía que las chicas de acá eran las más lindas del país.
Sí, lo eran, pero, cuando llegamos al muelle a las 7 de la mañana, nos dijeron que justo ese día salía un barco a Corn Island desde El Bluff, otro muelle más importante, al que solo se puede llegar en barco, y estaba a 15 minutos en lancha. El siguiente barco para las islas de Corn Island sería... el jueves o el viernes... nadie sabía seguro. Pagamos nuestro pasaje, y a esperar; porque la lancha no salía hasta que no se llenaba. Y tuvimos que esperar una hora y más.
Por fin, salió, e íbamos llegando a El Bluff, cuando una señora nos señala un barco y nos dice que ese barco que se iba, es el que iba para Corn Island. Puchica, lo habíamos perdido. ¿Qué podíamos hacer? Un niño nos dijo que había un barco en Capitanía, que iba a salir hacia Corn Island hacia las 11. Ahí fuimos.
El barco era un Langostero, que tras 45 días en el mar, y ya limpio, volvía a Corn Island a descansar unos días. Nos pusimos en la Capitanía marítima a esperar al capitán para charlar con él, pero no nos dimos cuenta y de repente vimos que el barco se movia. Mierda, volvimos a perder un barco???? Por suerte, paró en el Servicio de Repostaje del puerto, así que corriendo para allá, y tras convencer al de seguridad y tal y cual... conseguimos embarcar. Sï, en un barco Langostero... unas 4 horas, tirado en cubierta, dormisqueando, y viendo alguna ola más grande que otra interponerse en el camino del barco. Pero llegamos a Corn Island.
Ahí dormimos una noche, pero nuestro destino era Little Corn Island. Esta como a 20 kms. Y se va en lancha. Ahí fuimos. Y la conclusión de Isaac y mía era que en los cayucos o las pateras viajan mejor. Fue terrible. Lloviendo, con oleaje, unas 25 personas en una lancha, tapados con un plástico para protegernos de la lluvia y de las olas, volando LITERALMENTE sobre las olas... incluso había quien iba rezando. Y todo esto, ya anocheciendo... No se lo recomiendo a nadie.
Llegamos, nos alojamos en un hotel que daba gusto. Por 10 dólares la habitación, teníamos dos camas, baño privado, aire acondicionado (cuando había electricidad) y Televisión (aunque el huracán IDA había roto las antenas y estaban en espera de que las arreglaran). Además, teníamos cocina, billar, dardos, ...
Aprovechamos estos días para bucear, y vimos tiburones, tortugas, increíble cantidad de langostas, estrellas de mar, ... Muy agusto. Pero lo mejor de ver esas langostas, era comerlas. Y claro, otra cosa no, pero en comer... no nos gana nadie, así que no solo un día, sino dos (y porque no nos dio tiempo a un tercero) fuimos a comer Langosta por la isla.
Pero todo esto, no era lo mejor. Lo mejor era la isla en sí. Una isla pequeñita, en la que solo hay unos 400 metros de camino encementado, siendo lo demás tierra y barro, con playas vírgenes, sin coches, sin motos, ... Así me pasé los cuatro días que estuvimos descalzo.
Era un auténtico paraíso, pero... tampoco íbamos a estar toda la vida ahí, así que decidimos volver. Nuestra idea era ir a Bluff, y de ahí enganchar una lancha que Capitanía nos había dicho que salía el lunes a la mañana hacia San Juan del Norte, viajando por la costa que normalmente la navegan lanchas motoras cargadas de Cocaína. Viajamos a El Bluff, en un barco abarrotado de gente y de carga, con gente durmiendo en hamacas colgadas de palos mientras otros (yo entre ellos) nos tirábamos en el suelo.
Viajamos por unas 5 horas y llegamos a El Bluff, pero resultó que unos decían que salía luego, y otros que había salido ayer, que hasta dentro de 4 días no había otra. Otros decían que mañana... Así es el caribe latinoaméricano. ¿Quien sabe? Ya nos inclinamos por creer que habíamos perdido nuestra lancha, y como no nos quedaban muchos días, decidimos saltar esa parte del camino, volviendo por donde habíamos venido, es decir volvimos a Rama, donde volveríamos a las carreteras.
Tras desmontarnos de la lancha, comenzamos a caminar, ya que faltaba una hora para el bus, y queríamos caminar hacia la salida para hacer autostop. Un señor, nos llevó al pueblo siguiente, unos 10 kilómetros, y ahí enseguida, nos paró otro auto, manejado por un señor negro que había viajado con nosotros en la panga. El tipo, Chester, tendría unos 50 años, y trabajaba para la seguridad nacional de los EEUU, en colaboración con la CIA y el FBI. Y era natural de Blueffields. Estaba de vacaciones, pero claro, siempre observa, y nos empezó a contar como había dos personas en nuestra lancha que llevaban droga, y la policía les permitía... y bueno, muchas más cosas. Sus viajes de trabajo a Asia, a Guantánamo, a África... EL tipo era un cachondo, y nos contaba también de las fiestas que se montaba en Miami o en Las Vegas, cuando el FBI montaba algún congreso y así... jaja, lo mejor de todo, que me dio su teléfono (aunque creo que ya lo perdí). Espero encontrarlo, y si voy por Miami, verlo con mis propios ojos.
El tema es que tras comprarnos algo para comer, nos dejó en el cruce que queríamos, donde la palabra carretera deja de tener sentido para convertirse en la peor carretera de la red principal de Centroamerica. Un p**o camino de cabras, que nos llevaría a San Carlos tras más de 6 horas dando saltos. Fue terrible, pero llegamos. San Carlos, se encuentra en el punto en el que el lago Cocibolca (lago Nicaragua) se desagua en el Rio San Juan para ir al Atlántico, y por donde antiguamente los piratas franceses e ingleses entraban al lago para atacar la ciudad de Granada. No se sabe si también por que entran por acá, o porque se quedaron cuando bajó el nivel del agua, en el lago hay tiburones y peces sierra, la pena que la mayoría los pescaron y ya son muy difíciles de ver...
Nuestra última noche en Nicaragua, fue en un hospedaje muy cutre, en el que nos levantamos sobresaltados a las 4 de la mañana, por una procesión de no se que vírgen, en la que muchísima gente iba cantandole, y tirando petardos... y yo muerto de sueño. En fin, malhumorados, nos levantamos, y fuimos a migraciones, sellar pasaporte, y una hora de lancha después (tras una hora de fila), llegamos a Costa Rica. Nuevo país por conocer.
No nos queda mucho tiempo para viajar, así que decidimos ir quasi directos hasta Heredia, cerca de la capital San José, lo cual nos llevó casi todo el día. Como dato, pareciera que entrábamos en el primer mundo:
- pasos de peatones, algunos con sonidos para ciegos (y que además, se respetan!!!).
- asientos para minusválidos en los autobuses, y unas maquinarias para subir a gente con sillas de ruedas, que ni en España!!!
- una de las cosas que más necesitaba: Gas para mi cocinilla del camping.
Ya en Heredia, meditación... sobre Nicaragua. Qué gran país. Gente me preocupa si era seguro... seguro, segurísimo!!! Una gente super cálida, super amable, que no te molesta para pedirte o para llevarte a un hotel o a un restaurante, que siempre dispuestos a ayudarte, que siempre dispuestos a preparar un café, a abrirte la puerta de su casa... Muchos de estos tópicos los voy encontrando en países que voy viajando, pero en este caso me gustaría remarcarlo. Además, Nicaragua es contraste absoluto: el pacífico surfero, la cordillera de volcanes, la "perdida" moskitia, el ritmo caribeño de Blueffields y las islas a ritmo de "palodemayo", las auténticos cowboys de Estelí y alrededores, ... me voy encantado de Nicaragua.
Me gusta visitar las páginas que hablen de experiencias al viajar, acabo de ver una, claro a parte de esta, que me llamo la atención por que habla de muchos temas para viajar, es http://tiempocompartido.wordpress.com me parece que también es bueno comentarlo.
ResponderEliminarEl otro día estaba buscando sitios de turismo para darme una idea de a donde quería viajar y aparte de ver este sitio, el cuál me parece que tiene excelentes árticulos, encontre este que tiene varias opciones http://www.club.royal-holiday.com de hecho ya voy a ver una de sus membresías!!
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