y llego el momento

Hay que joderse.

Porque es muy jodido. Y aunque la palabra no quede bien escrita, pero en este momento no se me ocurre otra.

3 años y medio a viajando y moviéndome de un lugar para otro. Conociendo gente a diario, y también despidiendo gente a diario. Y sin embargo, uno nunca se acostumbra. Y la verdad que en esta ocasión… fue muy duro. Y así estoy, jodido.

Aunque fui para 3 meses a Edimburgo, muchas circunstancias me animaron a establecerme ahí por más tiempo. Ya pensaba que me iba a quedar hasta febrero, pero nuevamente una serie de acontecimientos en octubre, me animaron a presentar mi dimisión a mis trabajos, y decidir el irme de Edimburgo. Todo pasó muy rápido, quizás demasiado… pero así me pasan las cosas. Y normalmente, cuando menos pienso las cosas mejor salen, así que quizás por eso me dejé llevar.

No digo que la elección no haya sido buena. Pero sí que pienso, que igual en el momento de mi despedida pensé muchas veces en cambias mis planes y quedarme por más tiempo en Edimburgo, ciudad con tantos amigos de tantas naciones, y con una vida que tantas experiencias me ha aportado….

Fue una semana de despedidas, en las que por supuesto no faltaron las celebraciones nocturnas. Y por supuesto, lo que no podía faltar: una Ceilidh. Todo increíble, disfrutando cada día de su lugar; el lunes música latina en el barrio; el miércoles noche del Estudiante en el Liquid Room, el Viernes Ceilidh, y el sábado flatparty ( o sea, fiestón en un piso). El último día, fue como tenía que ser, perfecto. Cielo gris y lloviznando (así es Edimburgo y así me gusta); y juntándonos a comer a las 5 (lo que podría ser perfectamente hora de la cena en Reino Unido). Tomar algo… y a ver el fútbol: Barça – Madrid. Porque hasta eso coincidió…

Y como siempre, los momentos duros… las despedidas de mis amigos escoceses y de habla inglesa, que tanta paciencia tuvieron cuando empecé a hablar con ellos hace ya unos cuantos meses, y que ahora que les estaba empezando a entender, me voy. Y al día siguiente, de mis grandes amigos con los que me unía más que el idioma.

En fin, días de lágrimas. Pero como siempre, y no es la primera vez que me pasa; el primer paso es el que más cuesta, y así espero que sea, porque esta vez el primero costó... y mucho!!! Y en uno de esos estamos. Tal y como me animaban ellos, en un par de semanas ya estaré haciendo lo que más me gusta (viajar) y ya casi ni me acordaré, quien sabe. Pero esos momentos como el de la despedida, en los que uno piensa de antemano qué puede decir, pero que luego no le salen las palabras, y solo un lagrimón… pues bueno, eso lo dice todo.

Muchas charlas previas con amigos, valorando lo que dejaba y lo que buscaba… y una cosa me quedó clara. Dejo muchas cosas, muchísimas, en Edimburgo, pero las que realmente son importantes, no son cosas, y además me las volveré a encontrar. Y las que no son tan importantes, las voy a reemplazar por otras cosas que me llenan más. Así es la vida dicen… No se si eso es bueno o malo, pero por lo menos, me ayuda a valorar muchísimas cosas.