Teníamos todo listo para salir de Guatermala rumbo a Nicaragua, pero antes de que esto sucediera, teníamos un tema pendiente, despedir a Cris, nuestra amiga peruana afincada en Atitlán. Iba a ser nuestra despedida, pero se convirtió en su despedida, ya que de un día para otro compó un pasaje a Madrid para hacer unos trámites y visitar su casa en Bilbao. Aprovechamos también para despedirnos del lago Atitlán, y que mejor para hacerlo, que compartiendo unos hongos entre amigos. Y fue algo memorable, ya que hubo un momento en el que yo me relajaba en una hamaca viendo el cielo estrellado, Jackie se ponía a bailar sola, Ale caminaba por el jardín pensando que alguien le perseguía, Carlitos hablaba él solo (y se respondía), y Cris no hacía más que sonreir y repetir lo feliz que estaba en ese momento.
Lunes 9 de noviembre. Íbamos a salir de casa temprano, como a las 5, pero para evitar riesgos de cosas que pasan a esas horas, fuimos retrasándolo hasta que el tío de Jackie nos llevó en su camioneta a las 9. Autobús hacia la frontera con Salvador, y ahí, a las 13 horas comenzó la aventura, el verdadero viaje. Avanzando de poco a poco, pero sin esperar mucho tiempo en la ruta. Incluso viajamos con un frigorífico como compañero.
El jalón hacia San Salvador nos lo dió un señor que no hablaba mucho, pero que tras enseñarno lo que el huracán "Ida" había echo en los barrios más pobres, se atravesó toda la capital salvadoreña en hora punta, para dejarnos en la Terminal de Oriente, donde podríamos subirnos en un bus para salir de la capital dirección Honduras.
Íbamos a viajar nada más que hasta San Martín, un pueblito a las afueras de San Salvador en el que yo hice autostop anteriormente en abril. Pero eran ya casi las 5, y estaba anocheciendo, así que decidimos aprovechar que ya estábamos en la terminal y avanzar un poco más en la noche en autobús. Lo que fuera, menos quedarnos en la capital.
Fueron 3 horas en bus lo que nos demoramos en llegar a San Miguel, y no tendrían nada de particular si no fuera porque a la mitad del camino el bus se quedó sni luces. Y en vez de detenerse o cualquier cosa lógica, siguió manejando mientras su ayudante, iluminaba la carretera con la linterna de un celular. Esto, echo en una carretera que no tiene arcenes ni lineas marcadas... En fin, para habernos matado.
Sin problemas, ni demoras en el autostop, salimos de Salvador, cruzamos Honduras (previo pago de 3 USD en la frontera), para entrar a Nicaragua (pagando 7 USD). Joder, en Costa Rica... serán 11??? a este paso... Eso sí, la frontera de Honduras, convertida en mercado... para verla!!
Nuestra primera parada era Chinandega. Como mi pie no mejoraba de su cojera, desistimos de subir el volcán Cosigüina, y como la Destilería del ron Flor de caña parecía que no daba visitas, decidimos seguir a León, donde nos esperaba Juan Carlos.
Casi no encontramos su casa, porque se encontraba en una barriada lejos del centro, y porque las calles no tienen nombre, simplemente te dan indicaciones. "Del taller de motos, 4 cuadras al norte; y de la farmacia Eben Ezer 3 hacia Oriente por la calle empedrada, ahí pregunta por mí". Fácil, no? Bueno, lo encontramos y ahí nos ofreció una cama en su humilde casa en la que convivían su mamá, sus 4 hermanos y sus 2 sobrinas.
León tiene la catedral mas grande de Centroamérica, y además una historia cargada de de revolucionarios, estudiantes y artistas. Ruben Darío, entre otros, nació acá. Así que aparte de pasear por esta ciudad probando sus "raspados de leche" (hielo raspado cubierto de dulce de leche... mmmmmm), aprovechamos para conocer la casa de Rubén Darío, o historia de Nicaragua, así como oir historias sobre las revueltas estudiantiles en Julio del 79.
Tras dos noches salimos a la carretera temprano, para que casi sin llegar, un caminoero nos tocara el claxon y parara. Era el mismo conductor salvadoreño que nos había llevado en Honduras, pagando 10 lempiras en cada control policial para que no le tocaran las narices. Como dato, en 150 kms, 6 controles policiales... parecía Navarra hace unos años!!! Alegría, abrazos... y aire acondicionado. Buenísimo!!!
Queríamos atravesar prácticamente todo el país en su parte del pacífico para llegar a Rivas. Pero en nuestro viaje visitamos las ruinas de León Viejo (antigua capital de Nicaragua abandonada por los temblores y su cercanís al coloso Volcán Momotombo), comimos ricos quesillos en PazCentro, bebimos frescos de cacao, de semilla, de Guayaba, .... viajamos en remolques de camiones bajo el sol abrasador y el gran lago Managua a nuestro lado... e incluso, en la capital conseguimos que un camionero Guatemalteco nos sacara de ahí y nos llevara hasta Rivas en su largo (y lento) caminar hacia Panamá. Nuestro destino, la isla de Ometepe.
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