Este capítulo va a ser un poco especial, aportando datos más concretos que puedan ayudar a futuros viajeros que quieran seguir la que se conoce como "Ruta del Che" en Bolivia.
Llegamos a Camiri, donde no sabemos por qué, algo nos sonaba con el Che. Y aparecimos en medio del mercado con nuestras mochilas, teniendo una sensación de ser extraterrestres... Pero bueno, comimos baratito en el mercado y comenzamos nuestras indagaciones. Nos guiaron para charlar con una señora que se llama Karen Bakter (o algo así), que vive al lado del mercado, y que hasta hace unos años tenía una empresa turística que ofertaba la Ruta del Che (por una cantidad de dólares que ni merece la pena citar. Si el Che levantara la cabeza...). Es bueno charlar con ella para la obtención de información. Nosotros lo hicimos por teléfono porque justo estaba en Santa Cruz. En Camiri, tiene su punto de relacíón con el Ché en que acá estuvieron presos los periódistas Regis Debray y Siro Bustos.
Seguimos rumbo hacia Lagunillas, punto importante en todo el trabajo previo e inicial de la guerrilla. Para llegar, hay una truffi que viaja por unos 25-30 bolivianos directa desde Camiri al mediodía. Pero como siempre, llegamos tarde, así que nos fuimos al cruco de Ipati por 15, y ahí con otras dos personas arreglamos un taxi. Y ahí llegamos por una carretera de 18 kilómetros de tierra.
Y comenzaron nuestras indagaciones por el pueblo, viendo el que fue el Hotel-Bar de Mario Cháves, el Lagunillero, que era el contacto-enlace-espía de los guerrilleros en el pueblo. Fuímos a la Policía, junto al museo del Ché (que cobran 5 bolivianos), para preguntar como estaba la ruta para ir a Casa de Calamina, en Ñancahuazú, ya que habíamos ido que la lluvia la había destrozado. Ahí nos dió datos interesantes. Gente del pueblo que merece la pena conocer, como Miguel Espinosa, que vive a una cuadra de la plaza y ahora está ciego, pero fue guía de los militares por los montes, y conoce muchísimas historias. Pero el dato realmente bueno, fue conocer al Profesor Anibal Villaroel, también natural del pueblo, y que en aquella época tenía unos 22 años. No solo nos invitó a palomitas y a unos mates con su familia, sino que nos contó muchísimas historias, lo que él vio y lo que él escuchó (normalmente versiones de los militares por lo que vimos). Él nos ofreció a llevarnos a Casa de Calamina y al cajón de Ñancahuazú, donde fué la primera emboscada y primer ataque de la guerrilla el 23 de marzo de 1967. Mientras un tipo se ofrecía a llevarnos cobrándonos más de 600 bolivianos, el profesor, con toda su buena onda nos llevaría por lo que costaba el combustible. El servicio de compañía, guía y buena onda iba gratis, o como él decía, él lo hacía por aventura, no por plata. Un fenómeno, él y su familia. Escuchamos muchas historias, sobre todo del Coco e Inti Peredo, que fueron los que compraron la finca, y los que se relacionaban con el pueblo y sus gentes, tanto en los bailes, como en el mercado, ...
La Casa de Calamina, era la última finca del camino, a unos 30 kilómetros del pueblo, donde ya empiezan las montañas y la vegetación y antes totalmente aislada del mundo. Ahora, ya hay muchas pequeñas casas por ahí, pero la finca en sí pertenece al señor Lucidio Aldunate. Manda huevos (como decía aquél), que me vengo hasta Bolivia a encontrar algo sobre el Che, y el dueño del que fue el campamento base se apellida igual que yo. Por desgracia, el tipo no estaba en la casa y no le pude conocer en persona. Eso sí, desayunamos en la finca, en una casita muy humilde, en la que los niños devoraron el pan al que les convidamos. No se qué pensaría el Che si viera la pobreza reinante en el mismo lugar en el que él comenzó una Revolución para luchar con eso. De la Casa de Calamina NO QUEDA NADA. Parece que el señor Aldunate estaba cansado de que mucha gente fuera a visitarla y la destruyó.
Tras desayunar con la gente de la mina, comenzamos a caminar los 5 kilómetros que separan la casa del Cajón del Ñancahuazú. El primero, el profesor Anibal con su machete abriendo camino y su rifle de calibre 22 por si podíamos cazar algo. Luego nosotros 3, y el último el yerno del profe, también profesor.
La emoción que llevábamos era increíble... caminando por la vegetación... luego por el río... hasta llegar al Cajón, donde el Profe, nos explicó como fué la emboscada llevada a cabo por 8 guerrilleros (aunque a él los militares le habían dicho que eran más de 30). El sitio... pues eso, como para una emboscada. Y aún hubo más. Nos mostró una gran piedra desde que los guerrilleros estaban postrados disparando a los militares. Y ahí llegó el punto máximo de nuestra visita, cuando puso una piedra en el lugar por el que pasaban los militares, y nos dejó el rifle para dispararle a la piedra desde unos 30-40 metros. Lo mejor... que nuestra puntería no es tan mala. En fin, totalmente excitados... disparando desde el mismo lugar que habían disparado los guerrilleros aquel 23 de marzo de 1967.
No pudimos seguir hacia el Campamento central, ya que en esta época, temporada de lluvia, está recomplicado el entrar. Mucha vegetación, serpientes, mosquitos, y mucha más fauna y flora que no voy a citar. Y volvimos... para ver que el don Lucidio Aldunate no estaba todavía, así que nos quedamos sin oir sus historias (que dicen merecen mucho la pena) y seguimos rumbo al pueblo, llegando muy cansados. Íbamos a cocinar algo por el camino, pero tan cansados que seguimos directamente hasta Lagunillas.
De allí, nuestra intención era seguir hasta Ipita, donde la carretera se desvía hacia La Junta por una carretera pésima por la lluvia, para ahí cruzar el río en una balsa (que no funciona ahora por lo crecido del río) y así llegar a Vado del Yeso, donde mataron (tras ser traicionados) al batallón dirigido por Joaquín en el que iba Tania. Pero por culpa de las lluvias, no nos quedó otra opción que seguir a Santa Cruz, donde tras pasar una noche seguimos rumbo haci Samaipata.
Samaipata es un pequeño pueblo, muy lindo, que no tiene gran interés en cuanto a la historia del Ché. Bueno, sí, fué ocupado por un pequeño grupo de guerrilleros que iban a la farmacia a comprar medicamentos, y se les planteó la ocasión, y lo ocuparon. Así nos lo contaba un señor que vivía justo enfrente de la farmacia a la que fueron (la cual ya hoy no existe). Sin pasar mucho más rato, seguimos camino rumbo a Valle Grande.
En Valle Grande, conseguimos una habitación triple con baño privado por 20 bolivianos cada uno, no recuerdo el nombre pero estaba en la plaza. Lo cual unido con las inmensas raciones de comida que se sirven en las pensiones cerca del mercado por unos 10 bolivianos, estábamos servidos.
Visitamos la Lavandería del hospital, en la cual fué limpiado y expuesto a la opinión pública el Ché. La lavandería sigue intacta, con mensajes de apoyo en las paredes, flores, ... no pudimos contenernos y nos quedámos absorvidos por el lugar mientras alguna lagrimilla se nos caía. La verdad que es muy fuerte estar ahí. Muchos mensajes muy ilustrativos como "Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos", "No pudieron cerrarte los ojos, por eso eres eterno" o "Nadie muere mientras le recuerden" entre otros... emotivísimo.
Buscamos como ir a La Higuera, a conocer la zona. La oficina de Turismo ofrecía tour completo (La Higuera y Valle Grande) por unos 450 bolivianos, que rápidamente los bajó a 350. Demasiado. Hablamos con un taxista, y decía que él no conocía el lugar, así que iríamos con él y su señora por 150 bolivianos (50 cada uno) a conocer. Quedamos en juntarnos en 30 minutos... pero no apareció. Ya en nuestra desesperación tuvimos que aceptar el precio "estandar" de los taxistas que es 250 bolivianos. Y allá fuimos con un gran tipo, Gustavo. Son 3 horas de ida por un camino bastante malo, y eso que son apenas 70 kms...
Primero fuimos al pueblo, a ver la escuelita en la que asesinaron al che, hoy ya reformada. Y luego hablando con la gente. Una señora que trabaja en una tienda y que nos contó como vivió ella aquellos días... o un señor, don Polinario, que les había vendido huevos a los guerrilleros. Alguien le denunció y el ejército le castigó. Cuando apresaron al Ché, le mandaron a él con otra persona y su mula a buscar a los detenidos, siendo así una de las últimas personas civiles en verle con vida. Acá coinciden con lo que nos habían contado en Lagunillas, quizás faltó tiempo para que la gente entendiera por lo que luchaban los guerrilleros.
El pueblo de La Higuera, se ha convertido medio turístico. La posada del Ché, ecoturismo guerrillero, ... En fin, si el Che levantara la cabeza. A la vuelta paramos en la Quebrada del Yuro, aunque la entrada a la senda es dificil verla por la carretera, hay que ir despacito, y buscar unas piedras blanquitas con la estrella revolucionaria.
La bajada es como 30 minutos, y llegas al riachuelo, siguiendo una senda bien marcada que atraviesa dos milpas. Y ahi, en un momento se llega a la piedra en la que el Ché fué echo preso, y el árbol bajo el que lo sentaron hasta que llegó Don Polinario a llevarlo en la mula a la Escuelita. Es la verdad un momento emocionante... estar ahí, algo que uno ha leído en su diario o en el de Pombo o Inti... ver el lugar que tantas veces imaginó con las lecturas...
La subida, fué dura. Además comenzó a llover, y todo eso unido a la carga sentimental... Pero llegamos al coche en una hora, y comenzamos nuestro camino de vuelta en la niebla y la lluvia, para llegar muy cansados a Valle Grande. La cabeza sigue preguntándose muchas cosas... por qué? entre otras... meditando, cada uno evaluando sus sensaciones sus sentimientos...
"Por muchas flores que corten,
nunca matarán la primavera"
Loco un bombazo ese viaje!!!! Yo estuve ese día ahí!!! Tengo la foto con esa corona de flores atrás!!!!
ResponderEliminarMuy bueno te felicito!!!
Abrazo!
oye soy la hija de Lucidio Aldunate, mi padre es uno de los fanaticos de la Causa del Che, me llama la atencion de tus comentarios tan malos ya que tu como periodista debiste conversar con el dueño actual de la casa de calamina que es dueño mi padre el Sr. Lucidio para poder hacer estos tipos de comentarios tan malo se nota la mala informacion que captaste al visitar dicho lugar ya que tu no estas dando buena informacion, captaste te invisto este fin de año a visitarnos para poder dar una mejor informacion ya que este lugar pueden ir a visitarlo cualquier persona no se cobra nada.
ResponderEliminaraprende hacer mejor tu trabajo
atte
Ysabel Aldunate Araujo hija de Lucidio Aldunate
Ysabel... me gustaría si pudieras ponerte en contacto conmigo al mail del blog: jotikass@gmail.com y charlamos.
ResponderEliminarEn ningún momento creo haber hablado mal sobre él, ya que no le conocí, y las historias que uno ha oido por ahí, no las publiqué. Solo dije que la casa de Calamina la tiró abajo (lo cual es cierto), y que me apenó no encontrarme con alguien de mi mismo apellido que nos podría haber contado tantas interesantes historias; nada malo creo yo, pero agradecería te contactases conmigo.
un saludo
Nadie tiro la casa de calamina , ya estaba destruida como no habia nada lo araron
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