-------------------- El Viajero ----------------

Nacido en Pamplona, capital del viejo Reyno de Navarra. Con 25 años, para algunos muy tarde para algunos muy pronto... decidí varias cosas: Me encontraba inmerso en un estilo de vida que no me satisfacía plenamente, ya que daba igual que tuviera 25 años o que tuviera 50, iba a seguir haciendo lo mismo, y con lo mismo para contar cada día. Así, que empaque la mochila ... y partí un día 6 de octubre de 2005 hacia Buenos Aires, donde empecé algo... que no se cuando acabará. Mi objetivo principal es VIVIR, y a la vez, sentirme vivo. Viajar... una forma de vida. No consiste en llegar a un lugar, sino disfrutar de cada segundo del camino, cada lugar, cada persona, cada grano de tierra, cada atardecer como si fuera el último y el más lindo... Y en eso consiste mi viaje, no llegar a ninguna parte... vivir viajando; al fin y al cabo, VIVIR. Y desde aquel momento, me considero la persona más feliz del mundo, con una riqueza inmaterial que nadie me puede quitar y nadie puede comprar, que no depende de nadie. Como una vez leí, las cosas verdaderamente buenas de la vida, no son cosas ni tienen valor. Aprendo, vivo y disfruto; entonces ¿por qué parar de viajar?
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lunes, febrero 22, 2010

Del Carnaval Cajamarqueño al centro de Ecuador

Nos pusimos temprano a la salida de Trujillo, y aunque costó, finalmente una camioneta nos ofreció llevarnos muy lejos, hasta el desvío hacia Cajamarca, previa visita de otros pueblos. Los tipos del coche eran Ernesto Allene y el otro no se que, pero de apellido Guevara... muy curioso.

Nuevamente costó, pero un camión de combustible accedió a llevarnos, despacito hacia Cajamarca, donde Mayte nos esperaba. Era viernes, y la joda consistía en que cada grupo de amigos llevaban percusión, se tiraban confeti y talco, y cantaban coplas que todo el mundo sabía. Uno empezaba a cantar y los demás le respondían y seguían la copla, mientras la caja y la percusión seguían haciendo ruido. Muy bueno, aunque no entendía ni la mitad, y todas me parecían igual. Así, con una botella de Pisco entre pecho y espalda, pasamos el viernes.

El sábado, madrugamos y tras desayuno casero, y con las ropas más viejas que teníamos, nos pintamos la cara, brazos, ropa, ... todos se pintaban sus banderas, y yo, que no me siento identificado con ninguna, opté por pintarme la ikurrisña (aunque no se ni el orden de los colores). Sirvió para conocer gente de valencia y de Cataluña que andaban por ahí. Y aparte de la pintura, teníamos bolsas llenas de globos de agua. Fue salir a la calle, y comenzar la guerra. Globos que te caían desde ventanas, baldes de agua tirados desde los balcones, una puerta que se abre y sale agua contra el que pase por ahí... una locura. Una calle solitaria, se podría convertir en una pileta en cuestión de minutos. En fin, en las primeras 4 cuadras, ya habíamos tirado unos 20 globos cada uno, y estábamos todos empapadísmos además de manchados por la pintura.

Nos juntamos con un grupo de amigos en una tranquila plaza (aunque nada era tranquilo en este día) y comenzamos a beber unas cervezas. Uno de los chicos vivía allí y sacó la percusión. Más coplas!! Y la chicha maiz, pisco y el aguardiente comenzaron a correr... mientras un diluvio también comenzó. Comenzó a llover de tal forma que ya nos olvidamos de los globos, y nos metimos unas 40 personas en una pequeña habitación a la entrada de la casa del chico... una locura!!!! Y de ahí, a la plaza, comprando pisco por el camino.

Ahí la locura era generalizada. Cubos de agua y de pintura volaban, coches totalmente pintados, calles inundadas por la lluvia, una MUY MUY MUY buena onda,... increíble. Cené un cuy (alo típica del lugar, que recomiendo busquen en internet una foto...), y a casa a bañarnos. Costó quitarse la pintura, pero ya frescos, compramos más pisco y fuimos a una Rave que había en una calle ... espectacular.

Los días siguientes, se segúia con el carnaval, pero tirando "solo" agua. Nosotros decidimos que el lunes era el día par irnos, siguiendo viaje hacia el norte, rumbo a Ecuador. Nos llevamos algún balde de agua mientras caminábamos a la salida de la ciudad, pero bueno, con el calor casi hasta se agradecía. No había mucho tránsito, por se feriado, pero llegamos a Chiclayo, fue un buen avance.

Fue un punto y seguido, ya que a la mañana siguiente, seguimos viaje. Un coche que había pasado por delante nuestra mientras haciamos autostop, dió media vuelta, y volvió para aceptar llevarnos. Nosotros queríamos cruzar hacia Ecuador, pero no por la frontera que llaman de Tumbes-Huaquillas, de la que tan malas historias habíamos escuchado; sino por la cordillera una frontera que "no cruza nadie". Y este señor, Ernesto Egúzquiza, nos dejaba a una hora y media de esta frontera. Fue un viaje extraordinario, compartiendo historias e interesante charla sobre diversos temas. Fue uno de los mejores viajes que habíamos enganchado en lo que llevamos de travesía. Encima, nos regaló una guía de carreteras del Perú, que llevábamos buscando desde que entramos al Perú.

Nos dejó en Tambo Grande, paraíso del mando, donde fué complicado que alguien nos llevara, pero también, agarrar los jugosos mangos que la gente que pasaba nos iba regalando. ¿Cómo puede haber en Perú con todos los mangos que se tiran ahí? Un par de aventones, y llegamos, sin problema a la frontera con Ecuador. Super tranquila. Cruzar un puente... y ya.

Primero nos sorpendió el nivel de informátización del lado ecuatoriano, donde incluso el sello en el pasaporte se pone digitalmente. Y segundo, nos sorprendió el darnos cuenta que en Ecuador, el carnaval no acaba en lunes, si no en martes... así que nos tocó recibir algún que otro balde de agua más.

Un par de chicos, un poco tomados nos llevaron al primer pueblo de Ecuador, y ahí, en apenas 2 minutos, una camioneta nos llevaría una hora más, parando por el camino en cada tiendita que veían para comprar cervezas, e incluso nos regalaron marihuana. Llegamos a "El Empalme", donde ellos se desviaban hacia la cordillera, y nosotros nos quedábamos. Para despedirnos, tomamos mínimos 12 cervezas más... buff!!!

El sitio era muy bueno pra hacer dedo, con un control de aduanas que detenía a todos los transportes, así que decidimos (estúpidamente) no viajar d enoche en bus. Diluvió y no había pasto para poner la carpa, así que dormimos en unos bancos tirados bajo un porche. La temperatura era ideal... así que ni bolsa de dormir ni nada.
A la mañana siguiente, incomprensiblemente, el dedo no funcionó como esperábamos, y nadie bajaba en nuestra ruta excepto un camión de gas que nos llevó, pero que se recalentó y nos dejó tirados en medio del camino. Así que cansados, frustrados, ...decidimos viajar en bus hasta Cuenca, donde unos amigos nos esperaban.

Cuenca es una linda ciudad colonial, con restos de la cultura Cañar, Inka y la Colonial. Ahí estuvimos 3 noches en casa de William e Israel, dos hermanos super copados, que se bancaron cuando nos ofrecieron lavar la ropa y ocupamos toda la casa con cuerditas que sostenían nuestra ropa.

El sábado, William nos explicó como salir a la ruta en dirección hacia Guayaquil, y ahí fuimos. Sin dejar la mochila, una camioneta nos ofreció llevarnos en la parte de atrás hasta Guayaquil. Y ahí fuimos, disfrutando de las vistas del P.N. Cajas, y pasando del frío y la niebla de la cordillera, al calor sofocante de Guayaquil, donde nos dejó justo en el centro de la ciudad, calurosísima ciudad.


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