De Guayaquil hasta frontera con Colombia, con cumpleaños incluído

Tras pasear por el centro de Guayaquil con las mochilas, nos fuimos hacia la casa de una chica que nos iba a hospedar. Se llamaba España (primera vez que veo alguien con este nombre), y vivía bastante a las afueras. Así que siguiendo sus indicaciones, llegamos al condominio en el que vivía, que era una reserva natural, con lago, pájaros... El tema era, que esto era en sábado, y ella no volvía hasta el domingo. Pero no fué problema para decirnos donde escondía la llave y dejarnos incluso agarrar su coche para ir a comprar comida. Así que el sábado lo pasamos de relax, para al día siguiente, salir a recorrer la ciudad y su historia como importante puerto de la colonia española. El calor era terrorífico, y parece que es lo normal, ya que hay muchos vendedores de agua, y por suerte, agua helada!!!

Para volver a casa, nos juntamos con ella y su pareja, compramos carne y algún otro ingrediente, y fuimos para la casa a hacer un asado al estilo argentino con las limitaciones de estar en Ecuador, pero rico. Comida, cervezas, buena charla... y a dormir con el ventilador puesto.

Nuestra siguiente parada era Montañitas. Nuevamente en la ruta, haciendo dedo, y esa sensación de no saber como funciona esta forma de viaje en Ecuador. Habíamos oido que era muy fácil, pero también que era imposible. Qué se yo... en 40 minutos, un tipo paró y nos llevó casi hasta nuestro destino, para de ahí un camión llevarnos la última media hora por la que el bus pedía 2 dólares. Llegamos a Montañitas, paraíso surfero y de fiesta nocturna en la costa de Ecuador.

Acampamos en la playa la primera noche, pero era domingo. Increíblemente, la joda fue tremenda. Y el calor... y los mosquitos. Así que a la 1 de la mañana, tras estar 2 horas intentando dormir en la carpa con el reggeaton de la discoteca cercana escuchándolo como si estuviera a un metro, decidimos levantarnos, y bañarnos en la playa a la noche, para seguir tomando unas cervecitas, ... la fiesta estaba a full. Pero a las 2 y media de la mañana, casi todo murió!!! Bueno, intentamos dormir en medio de esa sauna que eran nuestras carpas. A la mañana, casi sin dormir, decidimos buscar un camping. Lo encontramos, volvimos a montar nuestra "arenosa" carpa, y pasamos el día en la playa. A la noche, cenita, partida de truco, y paseo por la zona de joda.

Nuevo día... y nuevo viaje. Esta vez rumbo a Baños, un lugar en el centro del país, conocido por sus aguas termales, y por estar bajo un volcán en estado de alerta roja. Muchísimos ecuatorianos conocidos por el camino nos habían recomendado conocer este lugar, así que ahí íbamos. Fuimos viajando más o menos bien, pero las distancias en la realidad son mucho más grandes que lo que parecen en el mapa, así que llegamos bastante tarde a Santo Domingo, a medio camino. Y como ya estaba oscuro, decidimos seguir en bus. Eran como 5 horas en bus, así que había que buscar un bus que saliera tarde para llegar allá amanecido. DIcho y hecho, salía uno a la 1 de la mañana, que llegaba a las 6. Perfecto.

Nos fuimos a cenar, pasear, y luego ya a esperar a la terminal. Y ahí, tirados en el suelo jugando a cartas, llegó el día 25, y por ende, mi cumpleaños. Un nuevo cumpleaños fuera de casa, con buena compañía, en un nuevo país, ... y como a mi me gusta, viajando. Y en este caso, tirados en el suelo. Pero no solo eso, Fernando tenía un poquito de Fernet, que había atravesado ya 3 países, y decidió comprar un poco de coca-cola para celebrar mi cumpleaños con esa gran bebida, justo antes de subirnos al bus. Un brindis... y para adentro.

Costó dormirme, ya que uno en estas fechas se pone a recordar a gente, amigos, lugares, ... cosas importantes para uno. Finalmente, el cansancio pudo, y dormí. Para despertarme en Baños, nuestro destino. Encontramos un buen alojamiento económico, y caminamos cuesta arriba, hasta un mirador para ver el volcán, mientras tomábamos unos mates. Bajamos, y al supermercado, la cena ... era de celebración. Así que cena abundante, y muchos daikiris echos con mucho cariño por Virginia. Daikiris de fresa, de piña, de mango... una maravilla, echa con una botella de ron que costó 2 euros, y que compartimos con otros 6 viajeros que estaban en nuestro hostal. La joda... fue hasta el amanecer.

Y al día siguiente, fuimos a visitar unas cascadas, alguna impresionante como el Pailón del Diablo. Pero lo más, fue hacer un pequeño puenting por 10 dólares. Sí, por ese precio... uno no puede esperar gran cosa, lo justo que las cuerdas aguanten!!!jaja.

De Baños, seguimos rumbo a la gran Quito. Una ciudad, que dado su historia y su importancia en la colonia, esperábamos más, pero que no nos aportó lo que esperábamos. Eso sí, el hecho de llegar al CENTRO DEL MUNDO, por donde la línea de Ecuador pasa... pues tiene su punto. Ahí, comprobé lo que toda mi generación ha aprendido gracias a Bart Simpson, "que al tirar del agua en el baño, en el sur gira hacia las agujas del reloj, y que en el hemisferio norte, al revés". Y SÍ, ES CIERTO!!!!!!!!!!!!!!!!!!! GRACIAS SIMPSONS!!!!

Y bueno, seguimos rumbo a la frontera parando en Otavalo, un pueblo con gran tradición indígena, y con un importantísimo mercado que lo hacen un día de la semana que nosotros no pudimos llegar. Pero yo andaba con la idea de ver algún juego de pelota, ya que por el norte de Ecuador (principalmente en Ibarra) y en el sur de Colombia, juegan como si fuera Pelota Vasca... pero no pudo ser. Juegan los fines de semana, y esto era un martes. Así que... rumbo a Colombia, a ver que vaina!!