-------------------- El Viajero ----------------

Nacido en Pamplona, capital del viejo Reyno de Navarra. Con 25 años, para algunos muy tarde para algunos muy pronto... decidí varias cosas: Me encontraba inmerso en un estilo de vida que no me satisfacía plenamente, ya que daba igual que tuviera 25 años o que tuviera 50, iba a seguir haciendo lo mismo, y con lo mismo para contar cada día. Así, que empaque la mochila ... y partí un día 6 de octubre de 2005 hacia Buenos Aires, donde empecé algo... que no se cuando acabará. Mi objetivo principal es VIVIR, y a la vez, sentirme vivo. Viajar... una forma de vida. No consiste en llegar a un lugar, sino disfrutar de cada segundo del camino, cada lugar, cada persona, cada grano de tierra, cada atardecer como si fuera el último y el más lindo... Y en eso consiste mi viaje, no llegar a ninguna parte... vivir viajando; al fin y al cabo, VIVIR. Y desde aquel momento, me considero la persona más feliz del mundo, con una riqueza inmaterial que nadie me puede quitar y nadie puede comprar, que no depende de nadie. Como una vez leí, las cosas verdaderamente buenas de la vida, no son cosas ni tienen valor. Aprendo, vivo y disfruto; entonces ¿por qué parar de viajar?
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martes, marzo 23, 2010

Por el caribe colombiano

Salento fue un punto de inflexión. Llevaba un par de días barajando la posibilidad de seguir solo en la ruta, ya que mi cuerpo me lo pedía. Una persona como yo acostumbrada a viajar solo, llevaba todo el año acompañado: primero con Jackie, luego Isaac y ahora con mis dos amigazos argentinos. Pero la cabra tira para el monte, y eso unido un cambio en mis planes de viaje, hizo que me separara de Fer y Vir. Ellos rumbo a Bogotá, al Festival Latinoamericano de Teatro; yo rumbo a Medellín, donde se estaban preparando para los Juegos Sudamericanos.

Medellín es una ciudad de fácil y rápido movimiento gracias principalmente a su metro (que no va bajo tierra, sino elevado). Estuve solo un día, ya que las ciudades grande y yo... estamos peleados; pero tiempo suficiente para disfrutar entre otras cosas de la obra de Botero, de la zona Rosa con sus tremendos coches y más tremendas mujeres, ...

Al día siguiente, seguí rumbo a una linda ciudad llamada Santa Fe de Antioquia. Una maravilla, hermosa, en la que el tiempo me voló paseando por sus calles, tomando jugo en su plaza, viendo a los paisas, charlando con ellos... pero mi plan era viajar hacia el Caribe, así que ni me paré a dormir, que volví para Medellín, para salir a la ruta rumbo al norte.

Y así, de peaje en peaje, en dos días llegué a Cartagena de Indias. El centro de la ciudad, hermoso. Rodeado por sus murallas, con el mar cercano, sus edificios coloniales, sus iglesias y la historia de cada esquina, los nombres de las calles, ... la verdad que entre el caracter caribeño de sus gentes, la arquitectura y demás, uno pensaría que está en La Habana. Y todo esto es muy lindo... si no te salís del centro. Sin embargo, si pasás por ejemplo por el Mercado Bazurto, vas a ver la realidad. Basura tirada, el ir y venir de gente en un trajín contínuo, ... y bueno, por ahí pasé yo rumbo a un paraíso llamado Playa Blanca.

Mis amigos Cartagenenses iban a ir el domingo, pero yo, tras la fiesta del sábado y ver que todo era salsa decidí irme a pasar tranquilamente la noche a la orilla de la playa. Y vaya si lo hice, viendo atardecer desde dentro de un agua turquesa hermosa, junto a una arena blanca blanca blanca. Al dia siguiente vinieron mis amigos, y más playa.

Por desgracia, volvió a pasarme algo que a veces pasa, y es el encontrarme con una persona que opina que todos los que tenemos pasaporte español somos hijos de Pizarro y de Hernán Cortés. La pena es que tenía razón en muchas cosas que repetía como un niño la tabla de multiplicar, con un discurso ya oido por mi parte miles de veces. El problema es que no quería profundizar en el tema, y hablaba y no escuchaba, lo cual duele todavía más al ver que no podés hacer a una persona ver un poco más allá del discurso establecido. Y encima, con solo pensar que los Navarros luchábamos con los Españoles cuando llegaron por América... en fin.

Ahí estuve tres días acampando... un día comiendo Jurel, riquísimo, recién pescadito... y en una vida un tanto relajadísima. Un lugar sin agua corriente, sin electricidad... y tocó volver a tierra firme.

Ya me habían contado que Barranquilla no tenía un interés especial, así que seguí rumbo a Santa Marta, a los pies de la Sierra de Santa Marta, lugar en el que el Libertador Simón Bolivar pasó sus últimos días, y situada en una bahía desde la que acabo de ver un atardecer hermoso (a pesar de que el puerto esté justo al lado de la playa...). Por lo demás, es conocido como punto de arranque hacia el Parque Nacional Tayrona. Resulta que a pesar de que dicen que es tan lindo, no voy a ir. Estoy hasta las mismísimas PEL*TAS, de tener que pagar cada vez que uno quiere entrar a un parque. En Costa Rica te jodían con 10 dólares, acá.... con 18, y encima no se cuanto más por acampar. Así, que como además ya había estado en la Playa Blanca, y tengo pensado irme unos días de "vacaciones" a un cayo antes de volver a viajar hacia el sur, pues no voy a ir allí.

Sin embargo, lo que sí voy a hacer es otra cosa (todavía mucho más cara!! jaja). Recuerdo que hace como 15 años, leí algo de un lugar llamado Ciudad Perdida en el medio de las sierras Colombianas. Unas ruinas a las que había que llegar caminando por 3 días a través de territorio guerrillero, paramilitar, militar... ( y no se si hay más). Aparte recuerdo el caso de algún secuestro que hubo en aquella época. Bueno, la situación es muchíchíchísimo más relajada hoy en día (y también más cara), así que me voy a mandar por ahí... 5 noches, 6 días, para visitar la ciudad que nunca encontraron los españoles.


1 comentario:

  1. Lo de cobrar en los parques lo veo justo si ese dinero se dedica para el mantenimiento y conservacion. Si no, si que lo veo un robo.

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